Desde que abruptamente terminó la pasada temporada de los Brooklyn Nets todo hacía indicar que el conjunto neoyorquino iba encaminado a implosionar. La petición de traspaso de Kevin Durant, la situación dentro y fuera de las canchas de Kyrie Irving, la incógnita Ben Simmons y la tensión con Steve Nash no eran los mejores indicadores del buen estado de salud de la franquicia. Bastó poco en la campaña 2022-2023 para comprobar que todo el mundo andaba en lo cierto y que, quizá, este proyecto faraónico tenía los días contados.
Con 2-5 de balance, Irving apartado del equipo, un Simmons irreconocible y un Nash evidentemente quemado la gerencia optó por cortar por lo sano antes de que fuese demasiado tarde. Estaba claro que algo no funcionaba y con la inversión realizada para convertir a este equipo en campeón los Nets no podían permitirse tirar la toalla, no al menos en pleno mes de noviembre.
El elegido para comandar este barco a la deriva fue un viejo marinero llamado Jacque Vaughn, el mismo que asumió la responsabilidad en marzo de 2020 cuando Kenny Atkinson fue cesado de su cargo. Por sus formas se trataba de alguien de la vieja escuela, para el que las palabras se demuestran con hechos y cuya exigencia a sus pupilos es máxima. Para este veterano, que tuvo una carrera de 12 temporadas como jugador de rol en la NBA, el esfuerzo y la entrega defensiva eran aspectos innegociables y tenía claro que el cambio de tendencia debía venir por ahí.
En ocasiones como estas, donde el margen de error es tan minúsculo, acertar no es fácil. Incluso cuando todo parece indicar que va a salir bien puede descarrilar en cualquier momento y regresar a la casilla de salida. Vaughn era un hombre de la casa. Jugó dos temporadas completas cuando la franquicia estaba emplazada al otro lado del Hudson, en Nueva Jersey, y desde 2016 ha formado parte de la organización como entrenador asistente e interino.
El técnico no solo ha cambiado el rumbo del equipo, como bien refleja su balance de 17-7 desde que asumió el cargo, también la dinámica interna, ayudando a desarrollar una química que se explica a través de la aportación de secundarios como Yuta Watanabe, Edmond Sumner o el reaparecido TJ Warren. Y eso se ha producido gracias a que las dos estrellas, Durant e Irving, han comenzado a confiar en quienes les rodean independientemente de su bagaje o experiencia, algo que en el pasado no ocurría y que es una de las grandes razones de su explosión.
“Honestamente, hay que darle mucho crédito a JV”, dijo recientemente Claxton. “Ha hecho un trabajo fenomenal cambiando nuestra mentalidad. Y también, todos los que están ahí fuera, sin importar quién no haya podido jugar debido a lesiones. Estamos muy concentrados y nos estamos divirtiendo mucho”.
Desde que el 1 de noviembre Vaughn asumiera el cargo solo los Celtics (22-9) han ganado más partidos que los Nets, los cuales se han asentado como el sexto mejor ataque (114,7) y la novena mejor defensa (110,4). De hecho, Brooklyn suma 6 victorias seguidas, la mejor racha del equipo desde marzo de 2021 y la segunda mejor en toda la era KD-Kyrie.
Un ilusionante cambio que se debe a múltiples aspectos, de los cuales merece la pena destacar dos.
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Juntar a dos estrellas ofensivas del calibre de Kevin Durant y Kyrie Irving y esperar que todo funcione no es tan sencillo. El mundo real no es un videojuego y el turnismo ofensivo tiende a fracasar al largo plazo. La incapacidad de Nash para desarrollar un sistema de ataque que se basase en la fluidez y en el movimiento de balón limitó a Brooklyn notablemente.
A través de secuencias más cerradas como pueden ser los sets de cuernos (horns) Vaughn está logrando sacar la mejor versión de Irving y KD al mismo tiempo, permitiendo que los dos creen problemas a sus oponentes con su propia gravedad ofensiva:
En el lapso de esta racha positiva la dupla de estrellas ha registrado un 112,4 de ratio ofensivo con un porcentaje de tiro real (true shooting %) del 62%, dejando claro el paso adelante que las dos figuras han dado para corregir el -1,4 de net rating registrado previamente.
Por separado ambos atraviesan un momento de plenitud, con 32,8 puntos, 62,2% en tiros de campo y 46,2% en triples por parte de Durant y 32,0 tantos, 54,2% de campo y 37,8% en triples en el caso de Kyrie. Ninguna otra pareja en la NBA ha logrado unos guarismos semejantes en el mismo lapso y solo Lakers y Celtics tienen a dos jugadores promediando más de 25 puntos de media en esta temporada.
Más allá de los problemas de creación ofensiva la principal limitación y el gran lastre con el que han cargado los Nets en estas tres últimas temporadas ha sido la defensa. En 2021 fueron el 9º peor equipo y en 2022 el 11º, un balance demasiado negativo para tratar de aspirar al anillo. Si bien la presencia de Vaughn ha ayudado a mejorar la imagen todavía están lejos de ser una potencia en ese sentido.
Dicho lo cual el reciente rendimiento atrás es una buena señal para Brooklyn, algo que se debe a la compenetración de tres de sus figuras más importantes en ese sentido: Ben Simmons, Royce O'Neale y Nic Claxton. Por separado han conseguido cambiar una situación que se antojaba dramática. En la pintura el australiano está permitiendo un bajísimo 56,1% mientras que el joven interior ha dejado a sus oponentes en un 60,2% y el alero el 59%.
Tomando únicamente los partidos de la racha positiva de los Nets el impacto de los tres se resume en que han sido los pilares del sistema, concediendo Simmons un 46,7% de acierto a sus rivales, un 47,2% Claxton y un brutal 40,9% en el caso de O'Neale.
Aunque los tres no puedan coexistir simultáneamente sobre el parqué, por separado o en parejas han dado muestras de aportar justo lo necesario para hacer de Brooklyn Nets un aspirante de nuevo a todo.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.